sábado, 19 de julio de 2008

Lee, entiende y aprende.

Prensa Libre - Edición Electrónica Guatemala, 19 de julio de 2008

Lee, entiende y aprende
Por alfredo vicente
“Para el lunes que viene me leen los primeros dos capítulos de La Ilíada, y me hacen un cuadro con las temáticas tratadas en la obra”.
Qué carga. Qué aburrido. Qué pesado son comentarios usuales en las aulas ¿verdad?
Qué tal si al leer la actitud fuera: “¿Qué aprenderé esta vez?”. Eso marcaría una gran diferencia respecto del tener que leer por obligación. A menudo disfrutamos solo leer lo que nos gusta o entretiene, mientras que los textos obligados son vistos con cierta aversión. De hecho, leer constituye un trabajo intelectual que a menudo se confunde con la lectura recreativa, aunque se trata de dos asuntos distintos.
Que nos guste aprender
El gusto por la lectura de libros se ha perdido significativamente en los jóvenes, porque un alto porcentaje —en las universidades, colegios y escuelas— piensan que esta actividad es tediosa y aburrida, y no la vinculan con su vida personal, explica Gloria Hernández, quien imparte talleres de lectura y expresión escrita. Estamos en una era en la que el libro compite con la televisión, videojuegos e Internet.

Curiosamente, la expansión de la web, con todo y sus blogs, redes sociales, foro y correo electrónico, requieren de un gran ejercicio de lecto-escritura; no obstante, uno de los mayores retos académicos para los jóvenes de la actualidad es descifrar el código de la lectura para adquirir disciplina, mantener la atención y eventualmente disfrutarlo como un pasatiempo muy útil. Según María Elvira Charria, en su libro El placer de leer en un programa de lectura, el hábito se cultiva desde corta edad: “El niño debe encontrar, desde que se inicia en la lectura, que ella es significativa y placentera porque está vinculada a su mundo real, porque le abre la posibilidad de conocer muchos mundos amplios y maravillosos, porque le da respuestas a sus preguntas, porque le enriquece la vida, porque le amplía su ámbito de comunicación”, escribe.
¿Por qué es importante?
“La lectura nos hace crecer. nos trae beneficios de comprensión, de lectura, de relación, de nivel de pensamiento y de vocabulario”, menciona la psicopedagoga Martha Escobedo.
Al abrir un libro, se abre la mente al universo de otra persona, y se viaja a otra opinión, otra forma de ver la vida.
Todo radica en tomar la decisión de darse la oportunidad de descubrir el fascinante mundo de las letras impresas que narran una historia.
El primer paso es desmitificar el concepto de que “no estoy hecho para leer”. Es una gran mentira.
“Todos estamos hechos para leer. Lo que pasa es que hemos tenido experiencias malas, negativas, en cuanto a no percibir la lectura desde pequeños como algo placentero”, indica Hernández. Para que nos enamoremos de las letras, por lo tanto, tenemos que cambiar primero la idea de que la lectura tiene que ser siempre algo aburrido y tedioso. En lugar de eso, la actitud que debemos tener es que si un tema resulta cansado o aburrido, puede ser porque no comprendamos muchas de las palabras o porque estamos deseando estar en otro lugar, lo cual no es bueno en ninguna circunstancia.
Según Escobedo esto se origina a partir de una falta de comprensión de lectura. Lo curioso, es que esto se puede arreglar con un simple hábito: ¡leer más! Practica leer revistas y libros que te gusten, y con el tiempo, mejorarás tu habilidad de comprensión, así que no necesitarás recurrir al trabajo de otros, y lo harás mucho más rápido. Además, los profesores ya lo saben y con la magia de Google, pueden descubrirte si encuentran en la red ese trabajo que tú “tomaste prestado”.



Mala costumbre
La “maña” del copy/paste
En estos tiempos la “mina de oro” para los estudiantes holgazanes son aquellos sitios web en los que los internautas cuelgan sus trabajos, que son prácticamente “robados”, sin ninguna edición, y presentados a los catedráticos como algo original. El plagio es, desafortunadamente, algo muy frecuente y, aunque a veces no se den cuenta los catedráticos, a la larga es el alumno quien se hace daño, pues obtiene notas sin aprender, y tarde o temprano eso se notará.
Beneficios
Amplio vocabulario Mejor escritura Mayor conocimiento Ejercicio mental Conocer gente Comprensión de lectura
Muchas palabras nuevas están a tu alcance, y de esta manera te puedes expresar con un vocablo más rico.
Clubes de amigos
En Guatemala existen numerosos grupos de personas que se reúnen periódicamente para comentar libros que eligen por decisión unánime. De hecho, hay algunos grupos para jóvenes, y ofrecen una excelente oportunidad para desarrollar el hábito de la lectura, y verla como un placer. Estos son algunos de ellos:
• Club de lectores del sábado. Se reúnen en la Biblioteca Walt Whitman, del IGA, los sábados a las 14 horas. clubdelectoresdelsabado.blogspot.com
• Club Sapiens USAC. Se juntan mensualmente para discutir libros de diferentes autores. Para unirte debes contactarlos al correo electrónico anarrusa@yahoo.com . www.sapiensusac.blogspot.com
• Librería Sophos. Además de talleres de lectura ofrece reuniones para niños y adultos, quincenales. Mayor información al teléfono 2331-7311.
• Universidad Francisco Marroquín. Tienen un club de lectura con varios grupos, y se reúnen a mitad de semana, por las tardes. Mayor información por el teléfono 2338-7691.
• Universidad Mariano Gálvez. Semanalmente se reúnen por las tardes en la Sala de Lectura de la Biblioteca Central, y asignan libros para comentar. Contáctalos a través del correo electrónico clubdelectura@umg.edu.gt o al teléfono 2111-1800, extensión 1800.
• Librería Piedra Santa. Tienen el Club de Lectores de Poesía, que se reúne los sábados quincenalmente, de 16 a 18 horas, y el Club de Lectura y Redacción creativa para niños, que tiene un costo de Q20 por sesión, y se reúnen los sábados, semanalmente, de 10 a 12 horas. Mayor información al 5966-2271.

1 comentario:

. dijo...

Si me apasiona la lectura desde niña es porque me enseñaron a entenderla como un juego, como una maravillosa opción de ocio, nunca como una obligación. De hecho, recuerdo que uno de los libros que más llegué a odiar fue el titulado "Alfanhuí", de Rafael Sánchez Ferlosio, pues me lo impusieron en el colegio y nos hacían exámenes semanales cada semana. Es una lástima, porque cuando lo releí años más tarde, descubrí que era una obra preciosa y pude disfrutar con ella.
Es cierto que no hay método más eficaz para desanimar a la lectura que imponerla como una tarea escolar obligatoria...